Investigación por Viridiana Martínez y Elizabeth Díaz
Fotografías Elizabeth Díaz
Fotoreportaje de lo vivido los días 8,9 y 10 de septiembre en la celebración que año con año se hace con motivo de la virgen de la Natividad, en la comunidad indígena autónoma de Arantepacua, Michoacán.
Territorio que en 2017 fue víctima de graves violaciones de derechos humanos que derivaron en el lamentable asesinato de cinco compañeros:
10 casos de tortura, 48 detenciones arbitrarias y más de 1000 personas afectadas de la comunidad. Hechos perpetrados por elementos de la policía del estado ordenados por el entonces gobernador Silvano Aureoles Conejo y el actual fiscal Adrián López Solís.
A casi 7 años de lo sucedido la comunidad va retomando y habitando la alegría desde la fiesta, el baile y música, espacios para reparar comunitariamente las múltiples afectaciones de lo sucedido en 2017.
Como respuesta a la represión, la comunidad de Arantepacua optó por defender su derecho a la libre determinación. Tras el episodio de violencia, las asambleas comunitarias en Arantepacua se fortalecieron notablemente. En diciembre de 2017, luego de ocho meses de sufrir la represión, formalizaron la creación del primer Consejo Comunal.
Cabe destacar que la comunidad ya había estado ejerciendo su derecho a la libre determinación desde antes de 1994 mediante sus asambleas basadas en usos y costumbres, manteniéndose independientes del municipio de Nahuatzen. Como resultado de la represión, la comunidad decidió establecer una ronda comunitaria de seguridad para abordar la desconfianza e inseguridad que los incidentes con la policía habían generado entre la población.
En un primer momento, la comunidad presentó denuncias ante la fiscalía de Michoacán. La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) emitió una recomendación en diciembre de 2020 en la que atribuye la responsabilidad de los acontecimientos al gobernador Aureoles Conejo.
Aunado a ello, la comunidad continúa en búsqueda de reparación ante la violencia estatal que aún no se repara en términos de justicia y castigo a los responsables.
Justicia para Arantepacua.
¡Ni perdón, ni olvido!