Cobertura por Omar Veoz, Karen Melo y Elizabeth Díaz
Ciudad de México, 7 de octubre de 2025.
A dos años del genocidio intensificado en Gaza, y a 77 años del inicio de la ocupación sionista sobre Palestina, miles de personas salieron a las calles de la Ciudad de México y de distintos estados del país para exigir justicia, verdad y libertad para el pueblo palestino.
Desde la Plaza Palestina Libre partió una multitud diversa: jóvenes, niñxs, estudiantes, trabajadoras, artistas, organizaciones sociales y luchas nacionales que se hermanaron con la causa palestina. El contingente avanzó rumbo a la ex embajada de Estados Unidos, denunciando la complicidad internacional y el financiamiento del genocidio por parte de gobiernos y empresas.
Durante la marcha, las voces se unieron en una sola exigencia:
“¡A romper, a romper relación con Israel!”
Las demandas fueron claras y urgentes: libertad para lxs más de 10,000 presxs políticxs palestinxs, fin al apartheid y al bloqueo criminal sobre Gaza, y respaldo total a la Flotilla Global Sumud, que desafía el cerco marítimo impuesto por Israel.
La jornada, sin embargo, estuvo marcada por represión. Algunos manifestantes fueron agredidxs de manera arbitraria por la policía capitalina. Estudiantes, periodistas, fotógrafxs y medios libres sufrieron golpes, robos y gas lacrimógeno. No hubo protocolo, solo rabia e impunidad, reflejo del clima de hostigamiento creciente hacia los movimientos sociales, a pocos días de la conmemoración del 2 de octubre.
Pero la dignidad no se dispersó.
Desde las calles resonó una claridad política que trasciende fronteras: el alto al fuego no es el fin.
Es apenas la pausa en la que quienes oprimen intentan reescribir la historia.
Detrás del supuesto “acuerdo” entre Trump y Hamas se mueven intereses políticos y militares que nada tienen que ver con la libertad ni con la justicia del pueblo palestino. Cada tregua impuesta por la ocupación es una maniobra calculada, una pausa estratégica para reorganizar el control.
Israel sigue ocupando, colonizando y oprimiendo a un pueblo que resiste desde hace más de setenta y siete años.
Palestina sigue bajo asedio, incluso cuando las bombas callan.
Y es justo ahora, en este silencio aparente, cuando se define el futuro: si será otro engaño colonial o el comienzo de una libertad real.
Porque no puede haber paz sin justicia.
No puede haber impunidad frente a un genocidio.
Lxs responsables y cómplices del exterminio del pueblo palestino deben ser juzgadxs y procesadxs por crímenes de guerra.
La movilización del 7 de octubre no fue solo una marcha: fue una afirmación de memoria y resistencia.
Un recordatorio de que la solidaridad con Palestina no se apaga, y que México, sigue del lado de la vida, la dignidad y la justicia.
Mantengamos los ojos abiertos:
sobre Gaza, sobre Cisjordania, sobre el Congo, sobre los gobiernos que firman acuerdos encima de las ruinas, y sobre los medios que manipulan los conceptos, confundiendo amenaza y chantaje con la “paz”.
