
Si dejamos de soñar: morimos
Emma Goldman
Cobertura por María Tellez, Viridiana Martínez, Omar Veoz, Brenda Fernández
Ciudad de México.– Este 2 de octubre, cientos de estudiantes, sobrevivientes, familiares y colectividades diversas se dieron cita en la tradicional Marcha por Justicia y Verdad para conmemorar los 57 años de la masacre de Tlatelolco. Desde la Plaza de las Tres Culturas hasta el Zócalo capitalino, la jornada estuvo marcada por el dolor, la memoria y la rebeldía frente a una de las heridas más profundas de la historia moderna del país.
A pesar del amplio despliegue policiaco, la movilización avanzó entre consignas, tambores, carteles y mantas que recordaron a las y los estudiantes asesinados el 2 de octubre de 1968 por el Ejército mexicano y cuerpos represivos del Estado. “No olvidamos, no perdonamos, el 2 de octubre no se olvida”, gritaban las y los manifestantes, reafirmando que la lucha por la verdad y la justicia sigue vigente.
FOTOS POR MARÍA TELLEZ
















En la marcha participaron contingentes de la UNAM, IPN, UACM, así como de Escuelas Normales Rurales, quienes denunciaron la criminalización y persecución de los procesos de organización estudiantil. “Marchamos por las y los caídos de 1968, por los 43 de Ayotzinapa, por quienes hoy enfrentan desapariciones, desplazamiento y represión”, expresaron desde uno de los contingentes estudiantiles.
La solidaridad internacionalista también marcó el pulso político de la movilización. Diversas pancartas exigían alto al genocidio en Gaza y demandaban a la presidenta de México romper relaciones diplomáticas con el Estado de Israel, señalado por crímenes de guerra contra el pueblo palestino. El eco de las luchas se entrelazó en las calles: “Desde México hasta Palestina, la lucha es por la vida”.
FOTOS OMAR VEOZ



















La cita fue también un espacio para repensar la rebeldía como forma de existencia.
Desde este medio libre Sueña Dignidad, reflexionamos sobre el papel de la palabra como herramienta política y afectiva:
“Aún con la presencia policiaca, cientos de estudiantes y otras colectividades haciendo uso legítimo de la protesta social, conmemoran los 57 años de la masacre de Tlatelolco. Sus consignas son contundentes al exigir justicia por esta violencia de Estado que lastimosamente se traslada hasta hoy día. Además se pronunciaron contra la criminalización y persecución hacia procesos de organización estudiantiles en los diversos planteles de la UNAM y Escuelas Normales Rurales.
El alto al genocido en Gaza y las exigencias a la presidenta de México para romper relaciones con el estado genocida de Israel también estuvieron presentes.
En estos tiempos donde se agudizan y perfeccionan violencias de Estado, las rebeldías son posibilidades para pensar-nos, aproximarnos y habitar nuestra realidad. Desde Sueña Dignidad, creemos que las palabras son puentes para los entendimientos pero también para ejercitar en la cotidianidad vivida, sentida y encarnada, lo que da paso para reflexionar sobre ¿qué narrativas deseamos visibilizar?, ¿cuáles hay que dejar de nutrir?* Ayudemonos a pensar ¿por qué se piensa que las acciones subersivas, son «violentas»?*
Se hace necesario pensar Cómo movimientos, grupos organizados o simplemente personas deseantes de reencantar el mundo por qué marchamos, por qué nos exponemos y afectamos por la violencia de baja intensidad que se activa y refuerza desde las cúpulas del poder.Hay personas y medios de comunicación que se escandalizan por lo sucedido en la marcha de este 2 de octubre, sin embargo poco interpelan la presencia policiaca, por qué, por qué tienen que estar en una marcha que conmemora 57 años de una masacre estudiantil, perpetrada por ese cuerpo replicador de violencia. Sepan que su presencia en sí ya es confrontativa y sin duda habrán reacciones.”
FOTOS OMAR VEOZ
















La jornada culminó en el Zócalo capitalino con un mitin donde se leyeron pronunciamientos, se encendieron velas y se recordaron los nombres de las víctimas de Tlatelolco, Ayotzinapa, Acteal y Atenco. Entre el humo de la represión y los cantos de resistencia, se reafirmó una convicción colectiva: la memoria es también una forma de lucha.
A 57 años de la masacre de Tlatelolco, la exigencia sigue siendo la misma: Verdad, justicia y no repetición.
El 2 de octubre no se olvida, porque soñar sigue siendo un acto de rebeldía y dignidad.
FOTOS BRENDA FERNÁNDEZ




