
Texto por Jazmín Bracamontes
Las fachadas tienen un papel relevante en la arquitectura, nos comenta Andrés en una plática de amigos. Es lo primero que ves de una casa y aquello que te hace imaginar que hay adentro. Seguramente ustedes también han pensado o imaginado cómo es una casa en su interior con solo ver cómo luce por fuera. Sin embargo, ¿Hemos pensado en la relación de las fachadas y la gentrificación?
En últimos días he caminado a diario por el centro histórico de Oaxaca, en donde cada vez es más frecuente ver extranjeros haciendo uso del espacio publico, y tomándose/tomándole fotos a todo, pero he prestado especial atención a quienes se toman fotos frente a casas o negocios que les resultan visualmente atractivos e instagrameables. Ejemplos claros son los negocios/ casas de estilo antiguo o aquellos coloridos con murales hechos por algún artista oaxaqueño. Además, también he visto una gran cantidad de fachadas que simulan estar descarapeladas, dejando entrever que están hechas de adobe, o mostrando ladrillos de estilo viejo, porque aunque para un local eso se ve absurdo, para el turismo es atractivo ver que algo es original, exótico y antiguo, un lugar que consumir.

Aquí en Oaxaca las fachadas actúan de la misma manera que la Guelaguetza, la promoción de la cultura, y en general que la turistificación; algo que es estéticamente llamativo, exótico, bello y vendible, son montajes que buscan ser atractivos visualmente para los turistas y su consumo, aunque por dentro se encuentren en pésimas condiciones.
Existe una ley de protección de monumentos coloniales en la ciudad de Oaxaca que busca conservar la estética de los edificios, sin embargo, quienes habitamos la ciudad sabemos que hay una gran cantidad de inmuebles catalogados a punto de caer, algunos de ellos con lonas de precaución como lo es el inmueble de Colón esquina Melchor Ocampo, o el de Colón esquina Fiallo.

Entonces, ¿Qué sucede con estos espacios inhabitables?, o en ocasiones, espacios donde las fachadas se han conservado, pero por dentro la estética luce totalmente distinta, para ejemplo; los negocios que se encuentran en los portales del zócalo, tiendas de ropa, zapaterias y restaurantes con fachadas coloniales. En una ciudad donde acceder a una vivienda es el triple de difícil que hace 20 años, entre otras cosas, gracias a la gentrificación, se nos ha negado el derecho al cambio, pero dado a la categoría “Patrimonio cultural de la humanidad”, se nos ha otorgado la obligación de que nuestra ciudad, al igual que la cultura, luzca estancada en el tiempo. Sería bueno pensar en que esos espacios inhabitables bien podrían ser nuevos lugares para vivir, no negocios o airbnbs, y por supuesto, que sean para las oaxaqueñas y oaxaqueños.