Posicionamiento de Sueña Dignidad ante las medidas migratorias xenófobas en Estados Unidos

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El 20 de enero de este 2025, Donald Trump tomó posesión por segunda ocasión como presidente de Estados Unidos. Ese mismo día, la aplicación CBP One (que, pese a múltiples fallas, representaba una oportunidad para muchas personas de acceder a las solicitudes de asilo en EEUU) fue desactivada. Dos días después, el 22 de enero, Donald Trump facultó a las autoridades migratorias para realizar redadas en lugares hasta entonces considerados “seguros” para la población en situación de movilidad humana como escuelas, hospitales e iglesias, y dio pie a una serie de deportaciones masivas que generarán un desborde en albergues y otros centros de acogida para las personas en zonas como la frontera norte de México.

Al mismo tiempo, se han firmado decretos para detener fondos de ayuda humanitaria en el exterior. Esto también ha afectado a organizaciones civiles y medios independientes como Conexión Migrante, cuyos proyectos encaminados a informar y apoyar a la comunidad en situación de movilidad han dejado de recibir parte de los financiamientos que permiten su continuidad. Mientras tanto, el gobierno estadounidense también ha decretado la persistencia de su apoyo militar a su aliado genocida de Israel.

En todas estas medidas hay una evidente criminalización que estigmatiza a quienes han salido de sus países en busca de seguridad y condiciones de vida dignas. No debemos dejar de mencionar que gran parte de los conflictos armados y las crisis sociales, políticas, económicas y climáticas que orillan a las personas a dejar sus territorios son consecuencia de los procesos violentos de despojo y colonización de Estados Unidos y otros países del norte global, mismos que ahora cierran las puertas a las personas que sufren las consecuencias de sus políticas de explotación.

Estas políticas violan la dignidad y la igualdad de derechos de las personas, así como sus derechos a la vida, al trabajo, la educación, la seguridad, el asilo, la libertad y a no recibir tratos crueles o degradantes. Asimismo, el perfilamiento racial con el que en muchas de las ocasiones se llevan a cabo las detenciones por parte de las autoridades migratorias violentan el derecho universal de las personas a no ser detenidas arbitrariamente. Y, en caso de concretarse las intenciones de Donald Trump de extender las deportaciones a las personas beneficiarias de Programas de Protección Temporal, violaría también el derecho a la libre circulación y la protección internacional.

Por otro lado, denunciamos que estas políticas no son exclusivas de Trump o del gobierno republicano, quien en su anterior administración ya había orquestado políticas inhumanas al separar a infancias de sus familias en la frontera con México. En los últimos años, los gobiernos demócratas de Joe Biden y Barack Obama también realizaron un gran número de deportaciones, y la violencia racista y xenófoba en el territorio estadounidense expresada en actos como la violencia policial, la explotación contra trabajadores migratorixs y la instrumentalización de una supuesta reforma migratoria que nunca ha llegado no han dejado de estar presentes.

En diversos momentos a lo largo de la historia, el gobierno mexicano ha sido cómplice de estas políticas migratorias al sumarse a programas como Quédate en México e imponer el visado a la ciudadanía de Venezuela; además, ha reproducido el actuar de las autoridades estadounidenses al militarizar sus fronteras, negar el refugio o entorpecer su obtención a personas provenientes de países como Honduras, Nicaragua y Guatemala y, con ello, obligar a las personas a tomar rutas más peligrosas que ponen en riesgo su vida y su integridad.

Como sociedad, debemos exigir a las autoridades garantizar el trato digno a las personas deportadas y todas las víctimas de estas políticas migratorias violatorias de los derechos humanos. Parte de esta labor implica denunciar las violencias que las autoridades migratorias (tanto mexicanas como estadounidenses) ejercen contra la población en situación de movilidad humana; también, informarnos, ser empáticxs y combatir los discursos estigmatizantes, criminalizantes, racistas y xenófobos que este contexto ha desatado. 

En redes sociales, muchas personas no dejan de lanzar mensajes de odio pidiendo al gobierno de México no recibir ni apoyar a personas de distintas nacionalidades que están siendo expulsadas al territorio nacional. ¿Cómo pedir eso sin conocer las realidades de quienes dejan sus países? ¿Cómo hacerlo, además, cuando millones de las personas deportadas pueden ser mexicanxs que han tenido que abandonar el país ante los contextos de violencia generalizada que nos atraviesan? ¿Tenemos el derecho de valorar más unas vidas sobre otras?

Desde Sueña Dignidad, hacemos un llamado a la reflexión y la solidaridad con las personas en situación de movilidad humana, y exigimos a las autoridades mexicanas actuar con el completo respeto de los derechos humanos de esta población en la que convergen mujeres, infancias, hombres, personas con discapacidad, personas indígenas, afrodescendientes y personas de la comunidad LGBTIQ+, entre otros rostros de la diversidad humana. Las personas migrantes, refugiadas, solicitantes de asilo y desplazadas no son sólo números, mano de obra barata o productoras de remesas: merecen protección y respeto a sus decisiones de vida.

¡NINGÚN SER HUMANO ES ILEGAL!

MIGRAR ES UN DERECHO.

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