Por Diana Hernández
Ciudad de México.- Este 26 de mayo, María Luisa Villanueva Márquez se dirigió a los medios de comunicación para exponer la resistencia del Tribunal Superior de Justicia de Morelos a reconocer y castigar los actos de tortura a los que fue sometida en 1998 por policías judiciales de la entidad. Desde 2014, ella y su abogado Eutiquio Damián Santiago han trabajado por que las autoridades también reconozcan su inocencia luego de haber pasado más de 25 años en prisión por el supuesto delito de secuestro.
Durante una conferencia de prensa en la Cooperativa Las 400 Voces, Villanueva Márquez ―quien es originaria de Guerrero y habita en Morelos desde 1990― relató los hechos de su detención arbitraria y tortura sucedidos en 1998. El 6 de enero de dicho año, un grupo de agentes encapuchados pertenecientes al Grupo Antisecuestros de la Policía Judicial de Morelos la detuvo en un restaurante ubicado en localidad de San Nicolás Galeana, pertenece al municipio de Zacatepec de Hidalgo. María se encontraba ahí con su entonces pareja y sus dos hijos, uno de 8 años y otro de 11 meses de edad.
Según su testimonio, dichos agentes le pidieron $200 mil pesos para dejarla libre en ese momento. Al no contar con esa suma de dinero, María Luisa (quien desde el inicio del proceso estuvo vendada de los ojos) fue llevada a una casa de seguridad, donde escuchó que había más personas siendo torturadas por los elementos policiales. Ahí permaneció por cuatro días, durante los cuales fue torturada física, sexual y psicológicamente por sus captores.
Al cabo de ese tiempo, el 10 de enero de 1998, las autoridades la presentaron ante el Ministerio Público y la relacionaron con la averiguación previa por el secuestro de la niña Sara Saskia Seligman, a quien supuestamente María Luisa cuidó y alimentó mientras se encontraba privada de su libertad. Entre las múltiples irregularidades en el caso, los policías aseguraron que Villanueva Márquez había sido detenida ese mismo día junto con otras personas, además de amenazarla con sus hijos para obligarla a firmar documentos que ella no pudo leer.
“Los policías dicen que yo fui detenida el 10 de enero junto con tres hombres más. Que yo me encontraba a la orilla de una carretera, que portaba una navaja y que me abalancé sobre ellos”, declaró María Luisa Villanueva y agregó que los policías la señalaron como integrante de la banda de secuestradores liderada por “El Oaxaco”.
Un año después, el 24 de septiembre de 1999, María Luisa Villanueva fue condenada a 30 años de prisión en el CERESO de Atlacholoaya. Desde esta prisión, en 2014 denunció las arbitrariedades de su caso ante la Fiscalía General del Estado de Morelos, dando como pie la apertura de la averiguación previa SC01/2862/2014. Si bien esta averiguación fue concluida el 13 de junio de 2024 con una acción penal por el delito de tortura, hoy, a casi 10 años de esta decisión, sus agresores siguen libres y a ella aún no se le reconoce como inocente.
Tribunal Superior de Justicia en Morelos bloquea avances en el caso
Cinco años después de que se levantara esta denuncia por sutortura y detención arbitraria, en agosto de 2019, su abogado presenta una queja ante la Comisión de Derechos Humanos de Morelos por la negativa de la Fiscalía de investigar. Ese mismo año inician las investigaciones al respecto, donde ―entre otras pruebas― se incluyeron los testimonios de dos víctimas más de tortura por parte del Grupo Antisecuestros.
En el expediente también consta un dictamen médico psicológico correspondiente al Protocolo de Estambul, donde se comprueba que Villanueva fue sometida a diversos actos de tortura. Asimismo, Eutiquio Damián presentó pruebas que vinculaban a un grupo liderado por la policía federal con el secuestro de Sara Saskia; también demostró la presentación de un testigo falso por parte de la familia de la niña durante el proceso.
A pesar de estas pruebas, la jueza del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) a cargo del caso, Rosa López Solano, se ha negado a reconocer que María Luisa Villanueva fue torturada antes de su presentación ante el Ministerio Público, por lo que tampoco ha expedido la orden de aprehensión contra el único de sus cuatro torturadores que continúa con vida. Las magistradas integrantes de la Tercera Sala del Tribunal también se han negado a reconocer la inocencia de Villanueva Márquez y levantar los cargos en su contra, todo esto alegando que la Fiscalía aún debe aportar más pruebas.
Estas barreras en la búsqueda de obtención de justicia para María Luisa vienen tanto del TSJ como de la Fiscalía morelense. Y es que, en 2018, esta institución declaró que el delito de tortura que ella denunció un año antes ya había prescrito. Fue por medio de un proceso de amparo que se extendió hasta 2024 que se logró el reconocimiento de la tortura por parte de la Fiscalía General del Estado de Morelos, pero hasta el momento, la negativa del el TSJ no ha permitido que María Luisa alcance la justicia y reparación del daño que merece.
María Luisa fue liberada en febrero de 2023, luego de 25 años y un mes detenida, pese a su negativa de salir del CERESO hasta que se reconociera su inocencia. Ella estaba convencida de que sólo de esa forma podría reencontrarse con sus hijos y hacerles ver que no los abandonó. Sin embargo, las custodias la lanzaron a la calle ―literalmente― para continuar su búsqueda de justicia en una libertad forzada, despojada de su patrimonio y alejada de su familia.
Es por eso que, a 27 años de los hechos, María Luisa Villanueva Márquez continúa exigiendo justicia. Desde enero de este 2025, cada martes se da cita en la Plaza de Armas de Cuernavaca para exponer su caso y pedir solidaridad a la ciudadanía. Sueña Dignidad hace eco a este llamado de solidaridad que, además, puede ser un antecedente importante para otras víctimas del extinto Grupo Antisecuestros que fueron torturaras y privadas de la libertad como ella.
Se espera que, durante las próximas semanas, María Luisa y su abogado acudan a la Secretaría de las Mujeres para tratar asuntos relacionados con el acompañamiento que recibe actualmente. “Hasta el momento no he encontrado la justicia que yo espero”, lamenta Villanueva Márquez, pero su lucha continúa aunque en ella se enfrente a un sistema judicial corrupto hasta la raíz.