Por Elizabeth Díaz & Gabriela Sanabria
En el Encuentro Internacional de Rebeldías y Resistencias, que se está llevando acabo en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, mujeres zapatistas compartieron un mensaje profundo y lleno de determinación sobre la lucha que han sostenido durante siglos frente a la violencia y la discriminación. Su intervención, lejos de buscar una reivindicación externa, reafirmó el compromiso de los pueblos indígenas con su autonomía, identidad y dignidad, enfrentando un sistema que las ha marginado y despreciado durante generaciones.


Una de las participantes destacó con claridad: “La mujer no está aquí sólo para estar en casa. Esta idea, que nos limita a un rol doméstico, no es exclusiva de las comunidades indígenas, sino que también se vive en las ciudades. Nos siguen viendo como invisibles, y ya basta”. Con estas palabras, las mujeres zapatistas dejaron en claro que luchan contra una ideología patriarcal que atraviesa toda la sociedad.
A lo largo de su intervención, las zapatistas señalaron la doble y triple discriminación que enfrentan: como mujeres, como indígenas y como personas empobrecidas. “Estamos triplemente despreciadas, pero luchamos juntas para que ya no sigamos sufriendo. Nos enfrentamos a un sistema que nos ha mantenido invisibles y olvidadas, pero nuestra resistencia es el acto más grande de rebeldía”, afirmaron, reconociendo la fortaleza de su lucha y la importancia de la unidad entre las mujeres para hacer frente a estas opresiones.


Una parte fundamental de su mensaje fue el reconocimiento a la historia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), un movimiento que ha puesto a las mujeres en el centro de la resistencia. “La ley revolucionaria de las mujeres, creada por el EZLN, es la herramienta fundamental en la lucha por los derechos de las mujeres de los pueblos originarios. Esta ley es una muestra de la fuerza y valentía de las mujeres que, a pesar de todo, siguen luchando por sus derechos”, señalaron, resaltando que la autonomía de los pueblos indígenas y la defensa de sus territorios son fundamentales para la dignidad de sus comunidades.
Las mujeres zapatistas también criticaron las políticas actuales del gobierno mexicano, señalando que las respuestas institucionales no abordan las raíces de la violencia que enfrentan. “El gobierno nos ofrece soluciones superficiales, como más policías y botones de pánico, pero el verdadero problema sigue sin resolverse. No necesitamos más represión, necesitamos que se erradique la violencia estructural que nos oprime”. En este sentido, subrayaron que no se trata sólo de un problema de seguridad, sino de una estructura que alimenta el patriarcado y el capitalismo, y que las mujeres indígenas son las que sufren sus consecuencias más graves.


Además, la lucha de las mujeres zapatistas no es un fenómeno aislado. “La resistencia no sólo es local, es global. Las luchas de las mujeres deben unirse, fortaleciendo nuestras formas de organización y autonomía. Sólo en la solidaridad colectiva podremos construir un futuro mejor”, expresaron, llamando a la unidad internacional frente a los desafíos que enfrentan las mujeres indígenas en todo el mundo.
Las mujeres zapatistas reafirmaron su compromiso con la defensa de la tierra, el agua, el territorio y la vida. “Llevamos más de 30 años en resistencia, y esta lucha es de generaciones. No es sólo una lucha del presente, sino una lucha que hemos heredado de nuestros ancestros, y que seguimos en pie con la misma fuerza”, concluyeron, dejando claro que su lucha, además la justicia y la autonomía en el presente, busca un futuro en el que las mujeres indígenas sean reconocidas, respetadas y libres de la opresión histórica que han enfrentado.


El mensaje de las mujeres zapatistas en el Encuentro Internacional de Rebeldías y Resistencias subraya la importancia de su lucha en defensa de sus derechos y la necesidad de reconocer su voz como parte fundamental de la resistencia global. Su mensaje es un recordatorio de que, a pesar de los obstáculos impuestos por un sistema colonialista y patriarcal, las mujeres indígenas siguen luchando, resistiendo y organizándose por un futuro libre y autónomo.
